
Estados Unidos es uno de los principales socios comerciales de Argentina, ocupando el tercer lugar en el ranking de intercambios internacionales, además de ser el mayor acreedor en términos de financiamiento. La reciente victoria de Donald Trump podría traer consigo una serie de transformaciones en esta relación económica, con implicaciones tanto para los exportadores como para los importadores argentinos.
El entorno económico que se avecina ha generado inquietudes entre los actores clave del comercio exterior. Los exportadores están preocupados por los efectos de las fluctuaciones de los precios internacionales, mientras que los importadores esperan señales claras sobre lo que ocurrirá con las restricciones cambiarias. A esto se suman las políticas proteccionistas que podría implementar Trump durante su segundo mandato.
Según Marcelo Elizondo, presidente de la Cámara Internacional de Comercio (ICC) en Argentina, Estados Unidos sigue siendo un actor crucial para el país, especialmente en el ámbito de los servicios y la inversión extranjera directa. "EE.UU. es el principal destino de las exportaciones argentinas de servicios y el mayor proveedor de tecnología e insumos para nuestra producción", señaló Elizondo. Además, según datos del INDEC, Estados Unidos ocupa el tercer puesto tanto en las exportaciones argentinas de bienes como en las importaciones.
No obstante, Elizondo destaca que la relación bilateral sigue estando por debajo de su potencial. "Argentina es uno de los países con menor integración al comercio internacional, lo que se refleja en su baja participación en la inversión extranjera directa en comparación con otros países de la región", afirmó. El experto subraya que, a pesar de ser Estados Unidos el mayor importador y el principal inversor del mundo, la conexión entre ambos países sigue siendo modesta.
En cuanto a las posibles consecuencias económicas de un segundo mandato de Trump, un informe de la consultora Invecq advierte sobre varios efectos en el plano financiero, aunque con incertidumbre sobre cómo evolucionarán estos aspectos a mediano plazo. La administración de Trump podría imponer aranceles de entre un 10% y un 20% sobre las importaciones, lo que podría generar un aumento en los precios dentro de la economía estadounidense. Esto podría llevar a la Reserva Federal a seguir recortando sus tasas de interés, aunque de forma más gradual, lo que afectaría el costo de la deuda de Argentina en dólares.
Un dólar más fuerte podría tener varios impactos negativos para Argentina, como una reducción de los flujos de capitales, la depreciación de las monedas de los mercados emergentes y una caída en los precios de las materias primas. En este sentido, Invecq también señala que el precio de la soja podría verse afectado, especialmente con una posible sobreoferta para 2025, lo que ya se refleja en una tendencia a la baja de los precios.
El informe también apunta a algunos "beneficios inesperados" derivados de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que durante el mandato anterior de Trump hizo que los precios de la soja en la Bolsa de Comercio de Rosario se desvincularan de los precios en Chicago, lo que generó una oportunidad para los productores argentinos.
Fernando Landa, presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), destacó las oportunidades y desafíos que se presentan en la relación comercial con Estados Unidos. Entre los temas pendientes, mencionó la aprobación de la regulación para el ingreso de cítricos argentinos al mercado estadounidense, la reactivación del sistema de preferencias arancelarias y la inclusión del litio argentino en el Inflation Reduction Act. Sin embargo, también advirtió sobre productos argentinos que enfrentan barreras comerciales, como la miel y las tuberías OCTG, donde ya se han perdido mercados clave, como el del biodiésel.
Landa también destacó que, en el contexto de la crisis del comercio multilateral, uno de los principales riesgos sería el aumento de los aranceles, lo que afectaría negativamente las exportaciones argentinas. Además, mencionó la posibilidad de un recrudecimiento de la disputa con China y las consecuencias que esto podría tener en términos de represalias y desvío de comercio.
En este sentido, Landa subrayó que Argentina debe enfocarse en mejorar su competitividad, aprovechando su situación como una región libre de conflictos bélicos. "Para ser un socio creíble y establecer relaciones comerciales duraderas, debemos acelerar nuestro proceso de competitividad", concluyó.
Por su parte, Fernando Furci, presidente de la Cámara de Importadores, destacó la necesidad de esperar para evaluar el impacto de las políticas de Trump en la práctica. "Trump es un empresario pragmático, por lo que dependerá de cómo se ejecuten sus políticas", comentó. Si bien reconoció que la situación podría generar "incomodidad" debido a los efectos sobre los precios de los commodities y la posible presión cambiaria, también señaló que el escenario podría favorecer una mayor demanda de dólares, lo que podría retrasar la eliminación del cepo cambiario.
Furci descartó una "ola importadora" hacia Estados Unidos, pero destacó que sería deseable eliminar las restricciones cambiarias para regularizar el comercio exterior. A su juicio, si Argentina logra mejorar su competitividad en el mediano plazo, podrían surgir nuevas oportunidades comerciales con Estados Unidos, aunque reconoció que el contexto es difícil. "Es un escenario desafiante, pero no imposible", concluyó.
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