Este martes, los estadounidenses acudirán a las urnas para decidir si Kamala Harris, la candidata demócrata, o el expresidente republicano Donald Trump ocuparán la Casa Blanca en los próximos cuatro años. Con una contienda reñida, los dos principales aspirantes están librando una dura batalla voto a voto en busca de conquistar la presidencia de la nación más poderosa del mundo. La atención se centra en siete estados clave, que podrían ser determinantes para definir al ganador en el Colegio Electoral, el órgano encargado de elegir al próximo presidente.
El conteo de votos en estos estados "bisagra" podría alargar el proceso de divulgación de los resultados, lo que recuerda a las demoras en 2000 y 2020, cuando los resultados definitivos tardaron días en confirmarse. Sin embargo, si los resultados son claros en los estados más disputados, como ocurrió en 2012, es posible que se conozca al ganador en la misma noche de las elecciones.
Históricamente, en elecciones muy ajustadas, el tiempo necesario para determinar al ganador suele ser mayor. En 2020, por ejemplo, la confirmación de Joe Biden como vencedor no llegó hasta el 7 de noviembre, cuatro días después de los comicios. Aunque Biden obtuvo un 51,38% de los votos, la diferencia en estados clave como Pensilvania, que finalmente se inclinó a favor de los demócratas, prolongó el proceso. Finalmente, Biden se llevó 306 votos del Colegio Electoral, mientras que Trump obtuvo 232.
En las elecciones de 2016, Donald Trump logró la victoria frente a Hillary Clinton, a pesar de que Clinton recibió un mayor porcentaje del voto popular (48,17%) frente al 46,15% de Trump. Sin embargo, el republicano ganó en estados con mayor peso electoral, lo que le permitió asegurarse la presidencia. En esa ocasión, los medios confirmaron la victoria de Trump en la mañana del 9 de noviembre, al día siguiente de las elecciones.
En 2012, la carrera presidencial entre Barack Obama y Mitt Romney también fue bastante reñida, con una diferencia de solo unos pocos puntos a nivel nacional. Sin embargo, Obama logró conquistar los estados clave, alcanzando 332 votos electorales frente a los 206 de Romney. El resultado fue conocido rápidamente, esa misma noche, gracias a la ventaja obtenida en los estados decisivos.
De manera similar, en 2008, Obama ganó de manera contundente al republicano John McCain, con un 52,93% de los votos frente al 45,65%. Obama obtuvo 365 votos electorales, lo que le permitió ser declarado ganador casi de inmediato, alrededor de las 11 de la noche, cuando aún era temprano en la costa oeste de EE.UU.
En 2004, George Bush se reeligió presidente tras vencer a John Kerry por un estrecho margen, obteniendo el 50,73% de los votos frente al 48% de Kerry. A pesar de la escasa diferencia, Bush se aseguró 286 votos del Colegio Electoral, mientras que Kerry se quedó con 251. El reconocimiento de la derrota por parte de Kerry ocurrió al día siguiente.
Sin embargo, uno de los momentos más recordados en la historia electoral de EE.UU. ocurrió en el año 2000, cuando George Bush y Al Gore libraron una batalla legal por los resultados en Florida, donde el conteo de votos fue extremadamente ajustado. La disputa en el estado, que otorgaba 25 electores, se resolvió finalmente 35 días después, cuando el Tribunal Supremo dictaminó a favor de Bush, quien terminó ganando las elecciones.
Mientras tanto, en Dixville Notch, un pequeño pueblo en New Hampshire, se dieron a conocer los primeros resultados de la jornada electoral. Sorprendentemente, el conteo arrojó un empate, con tres votos para cada candidato.
Los centros de votación en EE.UU. comenzaron a abrir este martes a las 05:00 hora local, aunque, debido a las leyes electorales de cada estado, los horarios varían considerablemente. En algunas áreas, como Dixville Notch, los centros de votación abren a medianoche debido a su escasa población, lo que les permite realizar el conteo de votos de forma anticipada.
A medida que avanza el día, se espera que los resultados continúen llegando desde diferentes estados, con el país entero pendiente de qué candidato logrará la mayoría de los 538 votos del Colegio Electoral y será proclamado el próximo presidente de los Estados Unidos.
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