El miércoles 28 de agosto, los precios del petróleo experimentaron una nueva caída, impulsada por las preocupaciones sobre la debilidad en la demanda, mientras que las tensiones en Medio Oriente no lograron afectar significativamente el mercado.
El barril de West Texas Intermediate (WTI) se redujo un 1,3%, ubicándose en 74,52 dólares, mientras que el crudo Brent, con entrega en octubre, descendió un 1,1% hasta los 78,65 dólares.
En Libia, la producción de petróleo fue interrumpida parcial o totalmente en varias áreas debido a las tensiones internas, según informes internacionales.
En paralelo, el ejército israelí llevó a cabo una operación a gran escala en el norte de Cisjordania, un territorio ocupado desde 1967. El ejército israelí reportó la eliminación de nueve "terroristas", mientras que la Media Luna Roja palestina confirmó la muerte de nueve palestinos y 15 heridos en los enfrentamientos.
Stewart Glickman, analista de CFRA, señaló que "la posible intervención de Irán en el conflicto podría afectar 3 millones de barriles, y Libia añade otro millón. A pesar de estos riesgos, el WTI sigue por debajo de los 80 dólares, lo cual resulta sorprendente".
Susannah Streeter, de Hargreaves Lansdown, comentó que las tensiones en Libia entre facciones rivales deberían ser temporales, lo que ha reducido las preocupaciones sobre posibles interrupciones en el suministro. "Esto sugiere que el mercado está más preocupado por la demanda de crudo que por los problemas de oferta", explicó la analista.
Además, el informe sobre reservas comerciales de crudo de la Agencia de Información sobre Energía (EIA) de EE.UU. no logró mantener los precios estables. Aunque las reservas de petróleo en EE.UU. disminuyeron en la semana terminada el 23 de agosto, la reducción fue de 800.000 barriles, mucho menos que los 2,8 millones de barriles que esperaban los analistas, según datos de Bloomberg.
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