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Por qué la economía real no despega, pese a una menor inflación y a la calma en el dólar

Foto del escritor: Alejo SagginAlejo Saggin

La reciente serie de medidas y la dirección que está tomando la estrategia del gobierno reflejan un enfoque centrado en reducir la inflación y estabilizar los mercados financieros, priorizando estos aspectos sobre otros objetivos igualmente importantes. El estancamiento salarial y el aumento del desempleo limitan la actividad económica, que presenta un panorama mixto de datos positivos y negativos.


Según el INDEC, la industria manufacturera registró en agosto su segunda mejora mensual consecutiva, mientras que la construcción, después de cuatro meses de crecimiento, retrocedió respecto a julio. Los datos preliminares de septiembre muestran una marcada heterogeneidad entre los sectores: la producción de automóviles disminuyó un 3%, pero la de acero creció un 9% ajustada por estacionalidad, según la consultora Econviews. En el sector de la construcción, aunque los despachos de cemento aumentaron un 3,1%, el Índice Construya, que mide las ventas de insumos, cayó un 5,4%, según la consultora 1816.


A pesar de estos resultados, la percepción entre los empresarios de la construcción es más optimista para las obras privadas, con un 25% de los encuestados por el INDEC expresando confianza frente al 9% que es pesimista. Sin embargo, la obra pública presenta un panorama más incierto, con un 28,7% de los encuestados anticipando un empeoramiento.


La inflación de septiembre se situó en un 3,5%, el registro más bajo en 34 meses, lo que ha permitido un repunte en el crédito al sector privado, uno de los pocos indicadores en recuperación. A pesar de la prioridad del gobierno en la desinflación, las encuestas indican que las preocupaciones de la población han cambiado, con la pobreza y los bajos salarios emergiendo como los principales temas de inquietud, según la Universidad de San Andrés. Esto ha llevado a algunos analistas, como Econviews, a sugerir que podría ser un buen momento para priorizar el crecimiento económico, lo que implicaría unificar el mercado cambiario, a pesar de que eso podría provocar un aumento temporal de la inflación.


La economista Laura Testa enfatizó que el enfoque actual del gobierno está centrado en la reducción de la inflación y el equilibrio fiscal, objetivos que, aunque no son incompatibles con el crecimiento, se ven comprometidos por la forma en que se están implementando. El ajuste fiscal se está llevando a cabo a través de recortes en salarios, jubilaciones y transferencias a provincias, y la desaceleración de la inflación se ha logrado a expensas de una caída en la demanda de importaciones.


Recientemente, los datos sobre la Remuneración Imponible de los Trabajadores Estables (RIPTE) revelaron que en agosto se produjo la primera contracción real en seis meses. Esto se alinea con las estimaciones de otras consultoras, que muestran un descenso en los ingresos de los trabajadores formales del 0,1% en ese mismo mes. Las negociaciones salariales han estado estancadas desde julio, afectadas por una inflación que se mantiene en el 4%.


Por otro lado, el empleo asalariado formal ha caído en julio por décima vez consecutiva, con cerca de 200.000 puestos de trabajo perdidos desde la llegada de Javier Milei a la presidencia, especialmente en los sectores de construcción e industria manufacturera.


Aunque la estabilización de la inflación y el orden económico son pasos positivos, Testa advierte que sin un consumidor activo, las inversiones productivas no se incrementarán. En cuanto a la estrategia desinflacionaria, el enfoque fiscal y cambiario son fundamentales; el mercado ahora anticipa que el Banco Central mantendrá el "crawling peg" del 2% mensual para el dólar oficial, y hay discusiones sobre una posible reducción para controlar el Índice de Precios al Consumidor (IPC).


Milei ha indicado su intención de levantar el cepo cambiario una vez que la inflación se acerque al 2,5%, lo que requeriría una reducción de la brecha entre el dólar oficial y el paralelo, actualmente en torno al 20%. Esta disminución se ha logrado inicialmente a través de la intervención del Banco Central y la entrada de dólares del blanqueo, aunque el final de este último podría complicar la reducción de la brecha y presionar las expectativas de devaluación.

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