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Retenciones y liquidez: cómo la presión sobre el campo afecta los mercados de bonos y acciones

Foto del escritor: Alejo SagginAlejo Saggin

El Gobierno anunció la reducción temporal de las retenciones a los productos agropecuarios, así como la eliminación definitiva de los derechos de exportación para las economías regionales. Esta medida surge en un contexto de dificultades para el sector, afectado por la sequía y la caída de los precios internacionales, pero también responde a la necesidad urgente de dólares, lo que ha llevado al Ejecutivo a presionar al campo para que acelere la liquidación de sus exportaciones.

A partir del próximo lunes, la soja verá una reducción en su retención, que pasará del 33% al 26%. Por su parte, los derivados de la soja, como el aceite y la harina, tendrán una baja de 31% a 24,5%. El trigo, la cebada, el sorgo y el maíz experimentarán una disminución de retenciones, que pasarán del 12% al 9,5%. Incluso el girasol, cuya retención era del 7%, se reducirá a 5,5%. Estas modificaciones estarán vigentes hasta el 30 de junio de 2025.

Sin embargo, la medida no ha sido bien recibida por todos los analistas. Algunos sugieren que la verdadera intención detrás de la reducción de retenciones es incentivar la liquidación de los dólares en poder de los productores, más que un apoyo real al sector. Según comentan en las redes sociales, la condición de liquidar los dólares dentro de los 15 días de haber presentado la Declaración Jurada de venta al exterior parece estar orientada más a acelerar las liquidaciones que a aliviar las dificultades del campo.

El anuncio de la medida, formulado por el ministro de Economía, ha puesto al Gobierno en una situación delicada, pues si bien se busca un flujo de divisas a corto plazo, la eliminación de las retenciones en productos clave como la soja y el maíz supone un costo fiscal importante, lo que podría afectar la sostenibilidad de las finanzas públicas. Esto también incrementa la dependencia de otros impuestos, como el IVA, lo que coloca más presión sobre una economía que aún necesita reactivar el consumo interno.

Por otro lado, el objetivo inmediato del Gobierno es obtener un flujo de dólares de las exportaciones que ayude a aliviar la situación del Banco Central, que ya ha acumulado una deuda significativa en lo que va del año. La reducción de la brecha cambiaria, bajo la cual los productores de soja han visto un aumento en la proporción del valor internacional que reciben, también ha sido un factor clave en la estrategia económica del Ejecutivo. Sin embargo, la incertidumbre económica y la posibilidad de una devaluación continúan siendo barreras para que muchos productores se decidan a vender.

La estrategia del Gobierno enfrenta varios desafíos. En términos políticos, la cuestión de si reintroducir retenciones antes de las elecciones sigue siendo una incógnita, dado el costo político que esto podría acarrear, como lo demostró el caso de Mauricio Macri en 2019. Además, la sostenibilidad fiscal sigue siendo una preocupación central, ya que los ingresos provenientes de los impuestos pueden no ser suficientes para cubrir las expectativas del Gobierno.

En cuanto a las proyecciones de exportaciones para 2025, se estima que alcanzarán los 44.820 millones de dólares, lo que implicaría una disminución de 710 millones de dólares en comparación con 2024. La mayor parte de estas exportaciones provendrán del complejo de cereales y oleaginosas, con una estimación de 29.671 millones de dólares. Aunque se espera que las exportaciones de carnes y economías regionales aumenten, la caída en el sector de cereales y oleaginosas podría afectar el total.

A pesar de la reducción de retenciones, que podría generar una mejora en las expectativas del mercado, la situación en los mercados financieros sigue siendo tensa. Se espera que esta medida impacte en los dólares financieros, con una posible caída en los valores, y también podría generar un mayor interés por las inversiones en pesos, especialmente en la licitación de bonos del Tesoro. Sin embargo, a diferencia de otros países de la región, Argentina sigue enfrentando una dinámica económica adversa, reflejada en el comportamiento negativo de los índices bursátiles y los ADR de empresas argentinas.

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